¿Como Rehacer Tu Vida Emocional Tras una Relación Abusiva?

Tu seguridad emocional es tan importante como tu seguridad física. Tener que lidiar con las repercusiones del abuso puede ser un proceso muy difícil, especialmente para tu mente y para tu corazón.  Las cicatrices emocionales que deja el abuso doméstico pueden marcar a las víctimas por mucho tiempo después de haber salido de la relación. Los siguientes consejos pueden ayudarte a cuidar de tu salud emocional una vez que te hayas separado.

  • Identifica qué cosas te ayudan a calmarte (por ejemplo, darte un baño con agua tibia, leer un libro o respirar profundo te puede ayudar a librarte del estrés).
  • Recuérdate a ti misma por qué te fuiste (un diario donde hayas llevado record del abuso puede ayudarte a recordar las razones que hicieron que te fueras, y sobre todo puede serte de ayuda si estás volviendo a reconsiderar por qué te fuiste.
  • Asigna un compinche telefónico a quien puedas llamar cuando estés echando de menos a tu ex — hablar con una de tus amistades puede ayudarte a resistir la necesidad que sientes de ponerte en contacto con tu ex cuando te sientas triste.
  • Habla con un psicólogo o apúntate para que participes en un grupo de terapia para ayudar a sobrevivientes de violencia.
  • Habla con tu familia y con tus amistades (las personas de la comunidad y los vecinos también pueden ser un buen recurso).
  • Prepárate para cuando se acerque la fecha de aniversarios, cumpleaños, días feriados, etc. (trata de planear algo diferente, junta un fuerte grupo de apoyo que te ayude durante momentos emocionalmente difíciles).
  • Date tiempo y espacio (la recuperación es difícil, así que cógelo con calma). No te pongas una meta de tiempo para haberte recuperado del dolor. No hay nada malo en sentirse afligido/a. Aunque haya sido una relación abusiva, aún así es todavía una pérdida. Nada dice no que no debes sentirte del modo que te sientas a tu propia manera.
  • Hazte consciente de tus rutinas emocionales (Por ejemplo: tal vez tu ex era la persona a la que siempre te dirigías cuando algo salía mal. Vas a tener que cambiar no sólo tus rutinas físicas (lea la entrada –post– anterior), sino también tus rutinas mentales. Vas a tener que encontrar nuevos mecanismos para lidiar con tus sentimientos. Esto puede tomarte tiempo pero tú puedes conseguirlo.

 

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