¿Cuando es Sano el Consentimiento y Cuando NO?

Consentimiento. Esta palabra delimita lo que es un comportamiento sexual aceptable o no lo es. Con la ayuda sola de esta palabra se puede determinar si una experiencia específica fue una agresión sexual o no lo fue. ¿Fue la experiencia deseada? ¿Las dos personas involucradas estaban de acuerdo con que la misma sucediera?

A pesar de que el consentimiento es un asunto tan importante no, se habla lo suficiente de la misma. Ante una cobertura considerable de la prensa donde los casos de agresión sexual se presentan como si las víctimas fueran las culpables por supuestamente haberlo de algún modo “provocado” o por “no haberse negado”, es importante que sigamos hablando sobre qué es el consentimiento y de qué manera estamos o no otorgándolo. Es también esencial saber la diferencia de cuando la persona con quien tenemos una relación está dándonos su consentimiento y cuando no.

¿Cuando es sano el consentimiento y cuando no?

Primero es necesario que cambiemos el modo de entender lo que es consentimiento.

La noción que se tenía en el pasado de “si hay algo que no quieres, tienes que decir que no lo quieres” no es una buena manera de entenderlo. Si lo enfocamos así estaremos poniendo sobre una sola persona la responsabilidad de tener que resistirse o aceptar. Si la única manera de no consentir con algo fuera tener que expresamente decir ‘no’, esto podría dar la idea errada de que para no consentir la persona tendría que decir claramente que no quiere, en vez de como debe correctamente entenderse, que a menos que la persona no deje claro que  quiere, no se debe asumir que ha dado su consentimiento.

El consentimiento puede expresarse en un intercambio sexy.

El consentimiento puede consistir en ese momento en que ambos se están expresando entre sí abiertamente lo que les gustaría y lo que  quieren experimentar. Si tratamos de comprende qué es el consentimiento, la expresión “sí quiere decir sí” puede ayudar a entenderlo.

El consentimiento debe ser constantemente renovado.

Las dos personas que comparten una relación deben continuar dando su consentimiento y buscando recibir el consentimiento de su compañero/a. Si has dado tu consentimiento para realizar un acto específico en el pasado, eso no quiere decir que hayas dado tu consentimiento para seguirlo haciendo todas las veces, como si habiendo consentido a ellos una vez “garantizara” tu consentimiento el resto de las veces. Este mismo concepto puede aplicarse a relaciones que son nuevas; el hecho de que hayas consentido a algún acto específico con una relación anterior no quiere decir que estés “automáticamente” dispuesto/a a hacerlo con tu nueva relación.

El consentimiento no es un billete abierto que no caduca.

El que consientas a la realización de cierto acto no significa que tienes que consentir a ciertos otros. Cada acto requiere su propio consentimiento. Por ejemplo: El que consientas a tener sexo oral no quiere decir que automáticamente estés consintiendo a hacer el coito.

El que te encuentres en una relación no quiere decir que automáticamente hayas dado tu consentimiento.

Si tienes una relación de matrimonio, de amistad o de noviazgo con alguien, eso no quiere decir que esa persona automáticamente sea ‘dueña’ de tu consentimiento. Tampoco quiere decir que puedas tú sentirte dueño/a de su consentimiento. El consentimiento también puede ser retirado en cualquier momento (aún en medio de alguna acción, si de pronto no te sientes cómodo/a, siempre tienes el derecho de detenerte).

No existe tal cosa como el consentimiento implícito.

La ausencia de un “no” no quiere decir “sí”. La ropa que tú o tu pareja decidan ponerse no quiere decir que tú ni que tu pareja estén invitando atención  sexual indeseada o que estén “pre-consintiendo” (consintiendo de ante mano). Lo mismo se puede decir de flirtear/coquetear, conversar, mostrar interés u otras acciones.

No es consentimiento si tienes miedo a decir no.

No es consentimiento si estás siendo manipulado/a, presionado/a o amenazado/a para que digas que sí. Tampoco es consentimiento si tú o tu pareja no están en capacidad de dar su consentimiento, lo que incluye el caso de que estén dormidos, inconscientes, bajo la influencia de sustancias que alteran el estado de conciencia o no ser capaces de comprender lo que está aceptando.

No consentir quiere decir PARE.

Si cualquiera de las dos personas involucradas no está dando su consentimiento, entonces lo que está teniendo lugar es, o podría ser, una violación, una agresión sexual o abuso.

Aquí tienes algunas señales de aviso que indican que tu compañero/a no respeta el consentimiento:
  • Te presiona o te hace sentir culpable para que hagas cosas que puede que no quieras hacer.
  • Te hace sentir que le “debes algo” (porque eres su novio/a, porque están casados, porque te dio un regalo, etc.).
  • Reacciona de una manera negativa (poniéndose triste, enfadado/a o mostrando resentimiento) si le dices que “no” a algo o si no consientes inmediatamente.
  • Ignora tu voluntad/deseos y no le presta atención a las pistas no verbales que le das que podrían mostrarle que no estás consintiendo (Ej. Estás reacio/a, tratas de elejarte).
¿Cómo se puede practicar el consentimiento saludable?
  • ¡Convérsenlo entre ustedes! La comunicación es uno de los aspectos más importantes para que una relación pueda ser sana. Establece límites explicando las cosas con las que tú y tu pareja se sientes cómodos y las cosas que tal vez no les haga sentir cómodos. Siempre comienza preguntando. Prueba decir algo como:
“¿Estás de acuerdo con que hagamos esto?”
“Si tienes ganas, yo podría….”
“¿Te sientes cómodo/a haciendo esto?”
  • Ten en cuenta también las señales físicas, no verbales, que también indican que la persona ha consentido. Si tu pareja parece sentirse incómodo/a, háblenlo y discútanlo. No asumas que el silencio de la persona quiere decir que haya dicho que sí.
  • Recuerda que el dar y el recibir consentimiento es un proceso continuo.

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