El abuso de pareja es un patrón de conductas que se usa para obtener o mantener el poder y el control sobre una pareja; éste puede manifestarse de varias maneras, y generalmente hay más de una forma de comportamiento abusivo ocurriendo a la vez en una relación abusiva. Comprender las diversas formas en que el abuso surge y se manifiesta, puede prepararlo para responder a diferentes situaciones de una manera segura para usted y los demás.

Abuso físico

Es posible que esté experimentando abuso físico si su pareja ha incurrido alguna vez o repetidamente en alguno de los siguientes comportamientos abusivos:

Tira de su cabello o le golpea, abofetea, patea, muerde, estrangula o asfixia.

Le prohíbe o impide comer o dormir.

Usa armas en su contra, como armas de fuego, cuchillos, bates o aerosol de pimienta.

Evita que usted se comunique con servicios de emergencia, incluso servicios médicos o la Policía.

Le hace daño a sus hijos o mascotas.

Conduce temerariamente o de forma peligrosa con usted en el automóvil o le abandona en lugares desconocidos.

Le obliga a consumir drogas o alcohol, especialmente si usted tiene antecedentes de abuso de sustancias.

Le atrapa en la casa o le impide salir.

Le lanza objetos.

Le impide tomarse los medicamentos recetados o le niega tratamiento médico necesario.

Abuso emocional y verbal

Es posible que tenga una relación emocional o verbalmente abusiva si su pareja intenta ejercer control de las siguientes maneras:

Se burla, le insulta o critica constantemente.

Es celoso o posesivo, o rehúsa confiar en usted.

Le aísla de su familia, amigos u otras personas que son parte de su vida.

Monitorea su actividad con o sin su conocimiento. Esto puede incluir que le exija saber a dónde va, con quién se comunica y cómo pasa el tiempo.

Intenta controlar su forma de vestir, incluso la ropa, el maquillaje o el peinado.

Le humilla de cualquier manera, especialmente frente a los demás.

Le manipula haciendo gaslighting, pretendiendo que no le entiende o negándose a escucharle; cuestionando cómo usted recuerda hechos, causas o eventos; trivializando sus necesidades o sentimientos; o desmintiendo declaraciones o promesas previas.

Le amenaza a usted, a sus hijos, a su familia o sus mascotas (con o sin armas).

Daña sus pertenencias, incluso arroja objetos, golpea paredes, patea puertas, etc.

Le echa la culpa por su comportamiento abusivo.

Le acusa de ser infiel o de sus propias infidelidades y le culpa de sus acciones.

Ha sido infiel para lastimarle intencionalmente y amenaza con volver a hacerlo para insinuar que es “mejor” que usted.

Le dice que tiene suerte de ser su pareja o que nunca encontrará a alguien mejor.

Abuso sexual

Es posible que esté experimentando abuso sexual si su pareja ha hecho o hace repetidamente cualquiera de las siguientes cosas:

Le obliga a vestirse de una manera sexual que le incomoda.

Le insulta de forma sexual o usa sobrenombres explícitos.

Le obliga o manipula para tener sexo o realizar actos sexuales, especialmente cuando usted está enfermo, cansado o lesionado por su abuso.

Le asfixia o sujeta durante las relaciones sexuales sin su consentimiento.

Restringe su movimiento durante las relaciones sexuales sin su consentimiento.

Le lastima con armas u objetos mientras tienen sexo.

Incluye a otras personas en sus actividades sexuales en contra de su voluntad.

Ignora sus sentimientos con respecto al sexo.

Le obligar a ver o a crear pornografía.

Le contagia con una infección de transmisión sexual o intenta hacerlo.

La coerción sexual radica en el comportamiento sexualmente agresivo continuo y puede variar en la práctica, desde las súplicas y la persuasión hasta el contacto sexual forzado. Puede ser verbal y emocional utilizando expresiones para presionar, culpar o avergonzar, o puede manifestarse de maneras más sutiles. Incluso cuando su pareja no le está obligando a realizar actos sexuales en contra de su voluntad, hacerle sentir que es su obligación hacerlos ya es coerción. Estar en una relación, sin importar cuál sea el acuerdo, nunca significará que le debe intimidad de ningún tipo a su pareja.

La coerción sexual

A continuación presentamos varios ejemplos de comportamiento sexualmente coercitivo:

Le da a entender que le debe favores sexuales a cambio de acciones, obsequios o consentimiento previos.

Le da drogas o alcohol para “aflojar” sus inhibiciones.

Usa el hecho de que son pareja como justificación, incluso exigiendo tener sexo para que “demuestre su amor” o amenazando con serle infiel o con marcharse.

Reacciona con tristeza, enojo o resentimiento si dice que no o no está de acuerdo de inmediato con algo, o trata de normalizar sus demandas sexuales diciendo que lo “necesita”.

Continúa ejerciendo presión después de que le dijo ‘no’ o le intimida haciéndole temer sobre lo qué sucederá si se niega.

La coerción reproductiva es una forma de poder y control en la que alguien le quita a su pareja la capacidad de controlar su propio sistema reproductivo. Puede ser difícil identificar esta forma de coerción, ya que a menudo no es tan evidente como otros tipos de abuso que ocurren al mismo tiempo, y puede manifestarse como presión, culpa o vergüenza por tener hijos o querer tenerlos (o por no querer tener hijos o no tenerlos).

La coerción reproductiva

Los siguientes son ejemplos de coerción reproductiva:

Rehusarse a usar condones u otros tipos de anticonceptivos.

Romper o quitarse un condón antes o durante la relación sexual, o negarse a dar marcha atrás.

Mentir acerca de los métodos anticonceptivos (esto es, decir que se ha hecho una vasectomía o que toma píldoras anticonceptivas).

Removerse métodos anticonceptivos como anillos, DIU o parches anticonceptivos, o sabotear otros métodos haciéndole agujeros a los condones o alterando las píldoras.

Retener el dinero para la compra de anticonceptivos.

Monitorear sus ciclos menstruales para evidenciar su abuso.

Forzar el embarazo o no apoyar sus decisiones sobre cuándo tener hijos o sobre su deseo de tener hijos o no.

Quedar embarazada intencionalmente en contra de sus deseos.

Obligarla a abortar o impedirle que se haga un aborto.

Amenazar o actuar violentamente si usted no acepta terminar o continuar un embarazo.

Mantenerla embarazada al embarazarla nuevamente poco después de tener un hijo.

El abuso financiero o económico ocurre cuando una pareja abusiva extiende su poder y control a la situación financiera de su pareja.

Abuso financiero

Este abuso puede presentarse de muchas formas y puede incluir:

La estipulación de una mesada y monitorear de cerca cómo la gasta, incluso exigir recibos de compras.

Depositar su propio sueldo o salario en una cuenta a la que usted no tiene acceso.

Impedirle ver o acceder a sus cuentas bancarias.

Impedirle trabajar, limitar su horario de trabajo, conseguir que le despidan u obligarle a realizar un tipo de trabajo en particular.

Agotar la línea de crédito de sus tarjetas sin su permiso, no pagar las facturas de tarjetas de crédito o dañar su puntuación crediticia de alguna otra manera.

Robarle dinero a usted, a su familia o amigos.

Retirar dinero de las cuentas de ahorro de los niños sin su permiso.

Vivir en su casa pero negarse a trabajar o contribuir al hogar.

Obligarle a entregarle sus devoluciones de impuestos o confiscar sus declaraciones conjuntas.

Negarse a aportar para gastos necesarios o compartidos como comida, ropa, transporte, tratamiento médico o medicamentos.

El abuso cibernético es el uso de la tecnología y la Internet para acosar, hostigar, acechar, intimidar o controlar a una pareja. Este comportamiento es a menudo una forma de abuso verbal o emocional que sucede en línea.

Abuso cibernético

Ejemplos de una conducta cibernética abusiva incluyen:

Decirle qué amigos puede tener en las redes sociales y a quiénes puede seguir.

Enviarle mensajes o correos electrónicos negativos, insultantes o amenazantes.

Usar las redes sociales para rastrear sus actividades.

Insultarle o humillarle en sus publicaciones en línea, incluso publicar fotos o videos poco halagadores.

Enviarle, solicitarle o presionarle para que envíe fotos o videos explícitos no deseados, sexts o mensajes comprometedores.

Robar o insistir en que le de las contraseñas de sus cuentas.

Enviarle mensajes de texto constantes o hacerle sentir que no puede separarse de su teléfono por temor a enojarles.

Examinar detalladamente su teléfono o inspeccionar sus fotos, mensajes de texto y registros telefónicos.

Usar cualquier tipo de tecnología (como programas espía o GPS en un automóvil o teléfono) para monitorear sus actividades.

Usar tecnología de hogar inteligente, parlantes inteligentes o cámaras de seguridad para rastrear sus movimientos, comunicaciones y actividades.

Crear perfiles falsos en las redes sociales usando su nombre e imagen, o usar su teléfono o correo electrónico para enviar mensajes de su parte, con el propósito de avergonzarle o aislarle.

El abuso cibernético acarrea sus propios problemas y estipulaciones que se deben considerar.

Recuerde:

Nunca tiene que compartir sus contraseñas con nadie.

Nunca tiene que enviar imágenes, videos o mensajes explícitos que le incomode enviar (sexting o sexteo).

El sexteo puede tener consecuencias legales: las fotos o videos de personas menores de 18 años desnudas podrían considerarse pornografía infantil. Poseer o distribuir pornografía infantil es ilegal.

Está bien apagar el teléfono o no responder a los mensajes de inmediato. Todos tenemos derecho a la privacidad, incluso usted.  (Asegúrese de que las personas que podrían necesitar comunicarse con usted en caso de emergencia aún tengan una manera de hacerlo).

Guarde o documente mensajes, fotos, videos o mensajes de voz amenazantes como evidencia de abuso.

No conteste llamadas de números desconocidos o bloqueados; su abusador puede intentar llamarle desde otra línea si sospechara que lo está evitando. Averigüe si su compañía telefónica le permite bloquear números, y de ser así, cuántos.

Cuando usted comparte una publicación o mensaje, ya no está bajo su control. Las parejas abusivas pueden guardar o reenviar cualquier cosa que comparta, así que tenga cuidado al enviar contenido que no quiera que otros vean.

Conozca y comprenda sus configuraciones de privacidad. Las plataformas de redes sociales le permiten a los usuarios controlar cómo se comparte su información y quién tiene acceso a ella. Estas configuraciones a menudo se pueden personalizar y se encuentran en la sección de privacidad del sitio web. Tome en cuenta que algunas aplicaciones requieren que cambie su configuración de privacidad para poder usarlas.

Tenga cuidado al registrar lugares en línea, ya sea compartiendo su ubicación en una publicación o publicando una foto con paisajes distinguibles.

Pídale a sus amigos que siempre le pidan permiso antes de publicar contenido que pueda comprometer su privacidad. Haga lo mismo por ellos.

Evite el contacto con su abusador en cualquier capacidad, a través de cualquier tecnología, en línea o en persona. Considere cambiar su número de teléfono si el abuso y el acoso continúan.

El acecho ocurre cuando alguien le observa, sigue o acosa repetidamente, haciéndole sentir miedo o inseguridad.

Acecho

Los ejemplos comunes de acecho incluyen:

Aparecerse en su casa o lugar de trabajo sin previo aviso o invitación.

Enviarle mensajes de texto, cartas, correos electrónicos o mensajes de voz no deseados.

Dejarle artículos, flores o regalos no deseados.

Llamar y colgar repetidamente o hacerle llamadas no deseadas a usted, a su empleador, profesor o seres queridos.

Usar las redes sociales o la tecnología para rastrear sus actividades.

Difundir rumores acerca de usted en línea o en persona.

Manipular a otros para indagar sobre su vida, incluso usar cuentas de otra persona en las redes sociales para ver su perfil, o hacerse amigo de sus amigos para obtener información acerca de usted.

Quedarse esperando en los lugares en que usted pasa el tiempo.

Causar daños a su casa, automóvil u otra propiedad.

Contratar a un investigador privado para que le siga o le informe su paradero para conocer su ubicación o movimientos.

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